"For you..." (Hetalia fan fic - Contiene Yaoi -w-)

Bueno este fic lo hice hace unos meses. x'D Historia de amor entre Lituania (Toris o Liet) y Polonia (Feliks) Iterrumpida por Alemania (Ludwig) y Rusia (Ivan). También la aparición al final de Estonia (Eduard) y Letonia (Raivis). Surgido de mi cabeza mientras estudiaba este periódo histórico. Debería seguir escribiendo, posiblemente haya muchos fallos históricos aun así espero que os guste. >w<

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FOR YOU…

Spoiler:

(Punto de vista de Lituania)

Por él sería capaz de hacer cualquier cosa, incluso arriesgar mi propia vida, ahora sé que estoy seguro.
Y cada mañana me preguntaba por qué me sentía así… Tenía cierto sentimiento especial hacia Feliks, llevaba varios meses viviendo con el polaco y cada día hacía algo que me sorprendía, a pesar de que le conocía desde que éramos niños. Como el otro día, cuando me desperté… Feliks ya estaba levantado.
- Ya es de día… - pensó el Lituano.
No se oía ningún ruido por la casa, por lo que pensé que Feliks había salido, ya que era evidente que se había levantado antes que yo. Él suele ser una persona bastante alegre y divertida, y sorprendente a menudo.
Me levanté, y me dirigí a la cocina ya que mi pobre estómago se quejaba de lo lindo. Resultaba que Feliks si que estaba en casa, en la cocina preparando el desayuno alegremente, cantando.
- Marukaite chikyuu, marukaite chikyuu, marukaite chikyuu, Porando… -interrumpió su canción ahí al verme- ¡Ah, Liet! ¿Dormiste bien?
- Perfectamente… - fue entonces cuando abrí los ojos, puesto que estaba medio sobado. Dirigí mi mirada a Feliks y hubo algo que me llamó demasiado la atención – Eh… ¿Feliks?
- ¿Sí? – me dijo mirándome con cara curiosa - ¿Tienes hambre? Ahora acabo.
- No, no es eso… "Eso" que llevas puesto.
- ¿Eh? ¿El qué? – dijo mirándose a sí mismo - ¡Ah! Esto… Es que se está cómodo.
- Pero… ¿No eran las gentes del norte de la casa de Arthur los que llevaban falda? Y a parte… ¿Desde cuándo llevas accesorios en el pelo?
- ¡Ah, Liet! ¡No me preguntes eso desde tan temprano! – dijo algo rojo- Siéntate en la mesa, que esto ya está.
Le obedecí, sin embargo, seguía sin explicarme por qué Feliks le había dado por llevar falda siendo hombre.
- Toma Liet, comida de mi casa.
- Eh… Gracias – dije mirando el plato.
- ¡Qué aproveche! – dijo animosamente.
- Eh… Sí.
Estuvimos varios minutos en silencio hasta que Feliks dijo algo.
- Liet… - dijo con la mirada clavada en la mesa – Que vista así, o que me decore el pelo o que incluso me guste el rosa y todas esas cosas no es lo que tú piensas… - se hizo el silencio durante unos segundos – Verás, es como una máscara que me pongo, quiero decir… - estaba hablando en serio, me miró a los ojos – sé que soy hombre y que nací así porque soy un país muy poderoso e importante, pero esta máscara la creo porque… Porque a lo largo del tiempo he pasado ciertas calamidades y sé que todavía me esperan otras tantas.
- Feliks… - se hizo el silencio durante unos segundos.
- Pero, ¡o sea, eso es algo de lo que no me gusta hablar, Liet! – dijo, hablando como siempre, suspiré, me alegraba de vivir con él. – Acábate el desayuno, ¡qué se queda frío!
Pero la felicidad… No duraría durante mucho tiempo.

(Punto de vista de Polonia)

Me desperté y en el exterior llovía, pero no sabía con exactitud con que fuerza iba a llover dentro de mi corazón poco tiempo después.
- Buenos días Liet, o sea, hoy te levantaste antes que yo.
- Ah, buenos días Feliks. – dijo sin mirarme, con su mirada clavada en la taza de café que estaba tomando.
- O sea, Liet, ¿te pasa algo?
- No, pero me temo que tú y yo tenemos que hablar.
- ¿Sobre qué…? – pregunté algo preocupado.
- Me temo que tengo que irme de tu casa, durante un buen tiempo.
Sentí como si un rayo me partiera en dos, jamás me había sentido igual.
- …¿Por qué Liet?
- …
- ¿¡POR QUÉ LIET?!
- El señor Braginski me ha ordenado que trabaje para él.
- ¿¡Qué?! – dije cayéndoseme la taza que tenía en las manos.
- Me temo que no hay otra opción, el señor Braginski tiene en su poder al resto de los países bálticos… Quiere formar la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.
- Pero, Liet… Yo pensé que…
- Feliks – dijo mirándome a los ojos – Nada va a cambiar simplemente tendré que vivir en la casa de Ivan, pero podremos seguir viéndonos.
- Liet, me vas a dejar justo ahora, ¿en tiempos de guerra?
- … No me queda otra…
Simplemente me quedé sin habla no le pude decir nada más, de mi garganta no salía ni un sonido, solo simple gemidos y lágrimas resbalándose por mis mejillas. Liet cogió una malta que tenía en la habitación contigua y se acercó a mí.
- Hasta pronto, Feliks. – dijo agachándose y dándome un beso en la frente.
De mí garganta siguió sin salir ningún sonido, si quiera pude decirle adiós. Le vi salir por la puerta, y todo se quedó completamente en silencio.
- Liet… - conseguí decir al fin.
Caí en de rodillas en el suelo, y sentí que mi corazón estaba como la taza que se me cayó al suelo, hecho pedazos.
No sé por qué pero fue entonces cuando me di cuenta de que nada sería igual, que Liet no iba a volver, que no iba a verle en mucho tiempo, que le iba a echar de menos…
- Toris… - empecé a hablar solo – Si tú no estás, algo me falta, una parte de mi alma, mi corazón, mi personalidad. Si no vuelves… SI no estás a mi lado, no sé qué haré.
Comenzaron a renacer las lágrimas de mis ojos y a recorrer mis mejillas, cayendo encima de la taza hecha añicos.
- Toris… - gemí – Te amo.

(Punto de vista de Lituania)

Cuando llegué a la casa del señor Braginski en la cual hacía mucho frío, me sentí pequeño por dentro, incompleto, si esto iba a ser durante mucho tiempo estaba seguro de que echaría muchísimo de menos a Feliks.
- Ah, ya llegaste. – dijo alguien a mi espalda con un exagerado acento ruso. Me di la vuelta y ahí estaba mi "jefe" unos cuantos centímetros más alto que yo.
- Oh, señor Braginski. Estoy encantado de estar aquí con usted.
- Me alegrro de que al final hayas accedido a serr uno conmigo – dijo sonriendo. – Segurramente no tendrrías nada mejorr que hacerr.
- No, claro que no… - dije desviando la mirada.
- Al menos estarrás bien acompañado porr tus herrmanos.
- Sí claro, es un placer estar aquí, señor.
- Ah, perro las rreglas de estarr aquí son muy estrrictas, Torris.
- Pues, ¿cuáles son señor?
- Prohibido salirr de las frronterras, y porr supuesto mantenerr contacto con otrros países. –dijo con cara seria.
- Entiendo…
Me hice el compresivo, pero por dentro sentí que se me rompía el alma al oír las reglas, nada de hablar con Felks o verle durante un buen tiempo.
Nada más empecé a vivir en la casa del señor Braginski, seguía sin acostumbrarme a los continuos días fríos, lloviosos y en ocasiones nevosos. Echaba de menos aquellos cálidos días en que Feliks y yo nos sentábamos en el sofá viendo comedias o jugando al twistter, a las cartas, o incluso cuando me preparaba el desayuno con aquella falda. Echaba de menos su cara, sus sonrisa y su rubio pelo y ojos verdes, su forma de hablar, y su estilismo. Mientras recordaba todas sus facetas, recordé la cara que tenía cuando le dije adiós, su dolida cara, la angustia que tenía dentro, y lo que me costó irme de aquella casa sin derramar una sola lágrima. Le echo tanto de menos. Y ahora que no está junto a mí… Siento que es cuando más le necesito, es una sensación extraña la que siento en mi corazón, puede ser que…



…¿Me esté enamorando de él?

(Punto de vista de Polonia)

1939

- Liet… Vuelve junto a mí, por qué te fuiste con ese…
- ¡Silencio! – gritó la voz de quien impedía que me moviera del suelo, mientras yo estaba tendido en el suelo mientras la bota de quien me hería estaba presionándome la espalda.
- Ludwig… ¡¿Por qué, maldita sea?!
- Simplemente quiero que me des Danzig. –conseguí deshacerme de su trampa y darle cara.
- Jamás te la daré, para qué, ¿para qué expandas tu territorio y causes más muertes? Nunca, ¡nunca te la daré!
- Si no lo haces por las buenas, supongo que tendrá que ser por las malas. –me temía lo que estaba a punto de hacer, me inmovilizó, saco un cuchillo, y empezó a hacerme cortes por toda la espalda.
- ¡¡AHHHH!! –grité de dolor.
- ¿Cambio de opinión? – dijo con una media sonrisa.
- No, nunca. – siguió causándome cortes por toda la espalda cada vez más profundos y dolorosos. - ¡¡Jamás!! Me da igual si me torturas, nunca te la daré. – él continuó torturándome, hasta que una voz conocida, hizo que mis gritos se irrumpieran.
- ¿Llego tarrde? – dijo, como era evidente, Ivan Braginski.
- No – contestó Ludwig.
- Tú… - dije con ira – ¡Tú me arrebataste a mi Liet! ¡Maldito traidor!
- Esperro que me hayas dejado una parrte Ludwig~ -dijo – Tengo muchas ganas de callarr la boca a este insensato.
- Liet… -gemí. Mientras seguían causándome dolor, hasta que perdí el conocimiento, y perdí Danzieg.
Liet, espero que algún día vuelvas junto a mí, tarde o temprano, todo vuelva a ser igual… Sin dolor, guerras, amenazas… Liet… Aunque no estés aquí, sigo sintiendo amor hacia a ti. Liet… Vuelve junto a mí…

(Punto de vista de Lituania – FINAL)

- Ah, señor Braginski, ya regre… - le miré de arriba abajo - ¿¡Qué ha ocurrido?! ¿¡Por qué está lleno de sangre?!
- Oh, simplemente, vengo de jugarr un poco con tu amiguito.
- ¿Amiguito? … ¿¡QUÉ LE HAS HECHO A FELIKS?!
- Simplemente quitarle Danzieg… Ah, y unas cuantas cicatrices.
- …
Me dirigí a mi habitación y di un puñetazo a la pared.
- ¡¡Maldita sea!! ¿Por qué tengo que estar bajo el poder de esa mala persona? Feliks… Feliks… - dije deslizándose varias lágrimas por mi cara – Feliks… Mi pobre Feliks… ¡Tendría que haberme quedado con él! Maldición… Si tanto le está afectando la guerra… Él… No sé que le pasará… Ah… Yo tenía relaciones con el señor F. Jones… Ngh... Me saltaré las normas de ese traidor.
Cogí el teléfono y marqué el número de Alfred.
- Hero-san al teléfono ¡ahahaha~!
- ¿Alfred…? Soy Toris, me gustaría pedirte un pequeño favor…
- Lo que sea, ¡porqué soy el héroe!

1945

- Por fin esta maldita guerra ha terminado, y me agrada saber que Feliks estará bien, sin embargo yo sigo bajo el poder del señor Braginski, y siguen habiendo conflictos, han levantado el nombrado "Muro de Berlín" y no sé qué ocurrirá de ahora en adelante, solo quiero que esta pesadilla acabe ya, quiero volver con Feliks, quiero decirle lo que realmente siento, que en todo este tiempo que no ha estado conmigo me ha servido para darme cuenta de lo que realmente siento por él, quiero decirle que… Le amo.

1991

- Maldita sea, cuantos años más tendré que esperar para verle, ¡llevo casi un siglo separado de él! No puedo más… ¿Eh…? ¿Qué son esos gritos en la calle? ¿Gente alemana aquí…? Puede ser que…
- ¡Toris, Toris! – grito Raivis - ¡ha caído el muro de Berlín!
- ¿¡Ha caído?!
- ¡Somos libres! – prosiguió Eduard.
- Libertad… ¡¡Libertad!!
Salí corriendo de allí, con la maleta en las manos y me dirigí al aeropuerto más cercano.
- Corro a tu espera Feliks, ya voy para allá.
Llegué exhausto a Polonia y me dirigí a la casa de Feliks. "Łukasiewicz" Ponía en el cartel de su puerta, su apellido, el apellido de mi amado. Llamé a la puerta y oí pasos que se dirigían hacia ella. Abrió con cautela y no daba crédito a lo que veían sus ojos.
- ¿L-Liet…? –tartamudeó - ¿De verdad eres tú? – sonreí.
- Soy yo Feliks, he vuelto.
- No sé qué decir – dijo con lágrimas en los ojos.
- Yo tampoco, pero sé que hacer.
- ¿Liet…?
No le dejé terminar presioné mis labios contra los suyos mientras soltaba la maleta y le abrazaba con cariño, era una sensación algo extraña, sentía como si la sangre de mis venas ardieran a 500ºC. Él me agarró por la cintura con timidez. Y tras el momento tan esperado, en el que no se necesitaban palabras para definir lo que realmente sentíamos, nos separamos.
- … - trató de decir algo Feliks – si que has tardado.
- Ajaja, nunca cambiarás, siempre serás el mismo.
- O sea, ¡por supuesto!
- Te amo Feliks – sonrió.
- Y yo a ti Liet. Y yo a ti.
- Siento haberte dejado en momentos tan duros, me enteré de todos los conflictos por los que pasaste. Lo siento.
- No fue culpa tuya Liet, todo está bien. Ahora, o sea, lo que me súper importa, es que estás aquí de nuevo.
- Todo volverá a ser igual.
- Sí, o sea, pero más bonito.
Volví a besarle con todo el cúmulo de sensaciones que me había guardado muchos años antes. Ahora sé lo que sería capaz de hacer por él.
Por él lo daría todo, daría hasta mi vida.

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¡Espero que lo hayais disfrutado! Espero comentarios y crticas, tampoco me echeís en cara que hay cosas que no corresponden con la Historia en sí. xD Tenía ganas de cambiar aires... >_>

Salu2!!

¡Woah! *w* que bien escribes x3
¡Qué bonito, que bonito! *-*
Me ha gustado mucho (si, aun siendo yaoi xD), creo que ahora soy un poco mas fan de la pareja :3
Y lo de los acontecimientos históricos, ni lo he notado (yo se de historia lo mismo que un hamster xDDD).
A ver si continuas >w<
+1 punto de Reputación :3

;___________________; por poco me pongo a llorar, y no exagero (soy doña sentimental, casi lloro el otro dia con el anuncio de Harry Potter) me ha encantado, una narrativa increible y se nota que odias a Rusia como me comentaste por msn xD
Sinceramente, es un muy buen relato, transmite muchas sensaciones y te da como un sentimiento de tranquilidad cuando se besan, y te dan ganas de matar a Rusia <3

Un 10/10 (L)