Nuevo inquilino

Llevaba un rato buscando la mansión, me había perdido varias veces sencillamente porque no había ninguna prisa en llegar. Vi una gran mansión con una verja, me quedé enfrente de ella pensando si sería o no.

Probando probando, entré a la mansión. No parecía haber nadie por los alrededores, pero debía buscar a alguien para comprobar si era aquí, así que grite:

- ¡¿Hay alguien?!

Me quedé esperando en el recibidor, probablemente no tardarían en venir.

Dejé a mi hermano Mikuo con los nuevos vecinos que venian a recibirle. En ese momento me dí cuenta de que un chico estaba en la entrada de la Mansión.
-¿Tú también vienes a instalarte?-dije con una sonrisa amigable.
En ese momento le abrí la verja y le dejé pasar.
-Mi nombre es Miku Hatsune, y al igual que tú, también soy nueva en esta casa-dije mientras le empujaba de la espalda para que pasase.
Parecía muy tímido y lleno de dudas. Lo último que quería era asustarlo.

- Sí, yo vengo a instalarme aquí pero...- Le dije con una sonrisa.- Yo soy Nigaito. El... hermano... de Kaito.

Creo que se me notaba un poco rojo, y bastante nervioso. La verdad es que no esperaba este tipo de recibimientos, quizás por eso retrasé mi llegada. Y menos de una chica...

- Esta es la mansión, entonces...

Miré al chico sonrojado, supongo que tendría la misma edad que yo, y como lo veía perdido, aclaré todas sus dudas.
-Si, esta es la Mansión Vocaloid. Aquí viven muchos vocaloids que estudian o pasan unas vacaciones agradables. También hay gente algo extraña-dije mientras lo acompañaba a la puerta.
Lo mejor sería que no nombrara a nadie en particular, supongo que no tardaría en descubrir a la gente extraña, puesto que no pasaban de sapercibidos.
-De momento pasa e instálate en una de las habitaciones libres, si quieres puedo acompañarte-dije con un tono de voz amigable.
En realidad quería que no se cruzara con ciertas personas que podrían traumatizarlo y hacer que se fuera de la Mansión para siempre.

- Esta bien, parece un sitio bastante agradable. Gracias por acompañarme.- Le dije con una sonrisa algo tímida.- Espero no cruzarme con esa gente rara por el camino.

Estaba intrigado en saber quien era esa gente rara, pero seguiría a Miku y ya está. No me complicaría demasiado la vida.

- Imagino que en esta ciudad habra de todo, ¿No?

Cojí al chico de la mano para que me siguiera. Empezamos a subir escaleras, y mientras, por el camino, le iba aclarando sus dudas.
-Pues... yo no conozco la ciudad, me acabo de mudar. Sólo conozco la playa y poco más, pero por lo que he oido de ella dicen que está bastante bien, asique supongo que si tendrá de todo-dije mientras llegábamos al piso de arriba.
Encontramos la habitación número 1, que era la que ocuparía junto a un chico llamado Kaito Shion, supuestamente su hermano.
-Bueno, ya hemos llegado, si quieres podríamos ir a ver la ciudad juntos para conocerla-dije mirándole de cerca.
Mi intención no era intimidarlo, ni mucho menos. Sólo quería dejar de aburrirme e ir a ver la ciudad.

- Cclaro que sí, vamos a la ciudad.- Le dije sonriendo, me daba un poco de verguenza.- Espero que nos perdamos.

Era una posibilidad demasiado remota, la mansión se veía desde muy lejos.

Me volví hacía la escaleras, y la miré con una sonrisa para ver si nos íbamos.

Miré al chico con una amplia sonrisa, me aproximé a él y bajamos juntos las escaleras.
-Tranquilo, supongo que no me perderé otra vez-dije no muy segura de mis palabras.-Ya me perdí y acabé en la playa... sería muy estúpido volverlo ha hacer... pero tal y como tengo el sentido de la orientación no me extraña que pasara-dije con un gesto de vergüenza.
Cojí a Nigaito del brazo.
-¿A donde quieres ir?-pregunté.
A mí prácticamente me daba igual, sólo quería salir de esa aburrida Mansión y no cruzarme con gente extraña para evitar más malentendidos o cosas similares.

Me pusé colorado cuando ella me cogió del brazo, pero conseguí acertar a decir:

- Donde tu prefieras, me da lo mismo.- Sonreí y continué diciendo.- A ser posible donde no haya mucha gente rara.

La ciudad era bastante grande, había para elegir, pero no tenía ningún sitio en especial que quisiera visitar. De todas formas, ningún sitio podría ser malo. ¿O quizás sí?

Nos disponíamos a salir, el lugar podría decidirse mientras observabamos la ciudad. De pronto se puso a llover...
-Oh no, ya nos ha fastidiado la excursión a la ciudad-dije algo deprimida.
Ahora tocaba esperar, después de todo no podíamos salir, a no ser que quisieramos mojarnos..
-Al final parece que nos quedaremos aquí, no tiene pinta de que vaya a parar pronto...-le dije un poco decaida.
Volví a entrar dentro y me senté en el sofá de la sala. Cojí una almohada y se la tiré a Nigaito.
-Deberías pasar, de momento no se puede salir-dije sonriendo.

- Que lastima.- Suspiré.- En fin, creo que debería subir a mi habitación para ordenar mi equipaje.

Sonreí antes de acercarme a las escaleras para ir a mi habitación, pero me quedé en las escaleras observándola un rato.

- ¿Y qué haceis aquí cuando llueve?

Oí a Nigaito a lo lejos y me quedé pensando. Nunca había llovido, almenos el tiempo que llevaba yo en la Mansión.
-Pues... no lo sé, pero podríamos ver una película si quieres-le dije sonriendo.
La verdad me apetecía verla, y sóla nunca es lo mismo... pero si por cualquier motivo no le apetecía, no quedaba otra que verla sola.
-¿Entonces te apuntas a verla?-dije poniendo mi mano sobre el sofá, indicándole que se sentara.
La película estaba a punto de empezar, y yo me acomodé.
"Supongo que si quiere verla vendrá..."-pensé mirándole.

Una pelicula, bueno, era lo mejor que podia hacer en un día de lluvia. Así que me acerqué al sofa y me senté a su lado.

- ¿Cuál es la película? Espero que sea entretenida.

Llegaba yo y empezaba a llover, a lo mejor era un mal presagio. Bueno, no era precisamente una persona maligna por naturaleza.

Yo esperaba poder dar una vuelta por el sitio, pero que se le va a hacer. A cambio estaría viendo una película con una amiga.

La película estaba empezando. Era agradable tener a alguien con quien verla y pasar el tiempo.
-Creo que se llama "El despertar del Mal" o algo así, no estoy muy segura-dije mirando la película.
Una cosa estaba clara, la película iba a ser de miedo... "Espero no asustarme..." pensé.
Cuando la película se estaba poniendo sangrienta, empecé a asustarme. "No tendría que haber visto eso" pensaba una y otra vez.
En un momento de sobresalto me asusté y como un acto reflejo cogí a Nigaito de la chaqueta y me refugié en su pecho.
"Lo siento, pero tengo miedo" pensaba.
Sin poder soltarme permanecía cogida a él. En realidad daba confianza...

Habíamos acabado en un situación, esto... eh... bueno como sea.

Quizás tenía la cara bastante colorada, probablemente, porque sentía que me ardía pero a pesar de todo lo mejor era superar la verguenza.

Alargué los brazos, en medio del acto titubeé pero conseguí llegar a rodearla, en ese momento le dije en un tono un poco bajito:

-
Tranquila, solo es una película, no es real. No te preocupes.

Esperaba haberla tranquilizado, la verdad es que la película era bastante sangrienta.

Noté sus brazos rodeandome, se estaba bien ahi... y no quería moverme de allí, seguía teniendo miedo...
Aunque, no se por qué, el miedo iba desapareciendo, dejando sólo una agradable confianza.
-Gracias...-dije con un tono de voz muy bajito.
Estaba muy colorada, yo seguía abrazada, no quería moverme de sus brazos... estaba muy cálida.
La situación era algo incómoda, cualquiera podría malinterpretarla... aun así no me importaba... "Era sólo una película, ¿por qué sigo así?" pensaba con dudas.
Quizás el echo de tenerlo en ese momento a mi lado supondría algo... dudaba, pero todo era posible, y yo con mi rostro colorado rodeé su cintura con mis brazos.

Estaba totalmente colorado, pero era una situación agradable, podría seguir así mucho mucho tiempo.

- A ti.- Le susurré bajito.

Esperaba que nadie apareciera por la mansión, si nos veían así probablemente esparcirían rumores. A mi me daba igual, pero ¿Y a Miku?

El corazón me palpitaba con fuerza, ¿A qué se podría deber? Podría ser por el momento o por... la proximidad de Miku. El hecho de pensar en ello hacía que estuviera más colorado todavia.

Podía sentir sus latidos... eran muy intensos. Seguramente lo estaba incomodando, y yo como una niña tonta seguía abrazada. "No quiero hacer esto, sólo conseguiré que piense que soy una asustadiza y una tonta" pensaba una vez tras otra.
Sin poder evitarlo empecé a llorar...
-Me siento estúpida, perdona por haber reaccionado así-decía mientras escondía la cabeza en su pecho intentando que no me viera llorar.
Todo esto era muy extraño, me sentía mal, seguramente porque no era mi naturaleza comportarme así.

- Eh, no. No te preocupes, todo el mundo tiene miedo alguna vez. Es algo natural.

Estaba llorando, quizás me había precipitado.

- Miku, no llores por favor. En serio, no pasa nada.

No me gustaba nada verla así, y no paraba de pensar que era culpa mía. Probablemente le estaba haciendo daño en este momento.

Era curioso, después de todo sólo nos conocíamos unas horas... aunque sentía que la confianza que tenía en él, en pocas personas la había tenido. "¿Irónico?" pensaba.
Lo peor de todo era que seguía llorando, sólo por sentirme tonta, y aunque él me decía que parara, sólo quería seguir llorando.
Por un momento decidí afrontarlo. Miré a Nigaito con mis ojos llorosos a los suyos llenos de dudas.
-Ya no es por el miedo...-dije con un hilo de voz-Es por la forma en que he actuado despúes...-decía mientras brotaban más lágrimas en mis ojos.

Su mirada translucía mucha tristeza, pero había algo más. Por desgracia, no acertaba a decir lo que era.

- Pero Miku, no pasa nada. Sea lo que sea lo que hiciste, no es nada malo. Estoy completamente seguro de ello. - Me acerqué un poquito a su cara para dar más énfasis a mis palabras.- Por favor, no llores más.

Había una... ¿Tensión? en el aire con la cual solo podía ver la cara de Miku, mientras el resto de la habitación se difuminaba. Era una sensación extraña, y nueva para mi.

Veía como su rostro se acercaba al mío. En realidad no me importaba, me sentía más protegida y también más segura. No podía dejar de pensar en lo ocurrido. "A ver, ¿y todo esto por una película?" pensaba. "Creo que inconscienteme era lo que quería..." seguía pensando.
Quería hacer algo, pero ¿qué?. Sin pensarlo demasiado cogí a Nigaito de los hombros y lo eché hacia atrás, situandome yo encima de él (ojo, sin pensar nada raro ^^U). Mis lágrimas seguían brotando...
-Te he cogido mucho cariño en un día, ¿sabes?, eso es algo que nunca me había pasado con nadie-dije mirándole muy de cerca y casi rozando su cara.

- Sí, soy como un amigable e inocente niño al que se le coge cariño enseguida. Pero no me gusta verte triste.

Estaba muy cerca, muy muy cerca. Casi nos podíamos rozar, podía sentirla respirar a mi lado, también podía oir sus lágrimas cayendo. Eso último me ponía muy triste.

De forma inconsciente acercé mis labios a los suyos, un acto quizás muy atrevido y que a lo mejor me costaba demasiado caro.

Eso no importaba, solo importaba este momento. Un momento íntimo para los dos, una acción que implicaba un sentimiento muy fuerte: el amor.

Me sorprendí mucho al ver el acto de Nigaito. "¿Pero que...?" pensaba mientras sus labios rozaban los mios.
En ese momento me aparté de él, mirándole a los ojos, como si no lo reconociera.
-Etto... yo...-decía en un tono de voz extremadamente bajito.
Sin poder decir nada más permanecía mirándolo callada mientras, no sabía muy bien por qué, seguía con las lágrimas en los ojos.
"¿Esto era lo que tenía que pasar?" pensaba. Y aunque seguía siendo un desconocido al cual había conocido ese mismo día, podía ver que no era mala persona, y también podía ver sus sentimientos a través de sus ojos.
Yo sin poder hablar continuaría mirándolo a su lado... en realidad no había sido tan malo... el beso había estado bien.

Ella se había apartado, y con razón. ¿Cómo podía besar a una persona que había conocido ese mismo día? Que ideas se me pasaban por la cabeza.

Bajé la cabeza desviando así la mirada de Miku, me sentía fatal por lo que había hecho.

- Lo siento mucho. No se como he sido tan tonto como para hacer eso.

Cogí a Miku, la bajé de encima mía y la dejé en el sofa. En ese momento baje la cabeza hasta las rodillas y la rodeé con los brazos.

Que tonto era, la acababa de conocer, ¿Cómo había podido hacer eso? Seguramente ella me odiaría, probablemente no podría soportar vivir en la misma casa conmigo.